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LA EGRESADA DEL GEAO CANDELA RIVERO GUTIÉRREZ PRESENTA SU INVESTIGACIÓN SOBRE EL “PELIGRO AMARILLO”. REPRESENTACIONES, DISCURSOS E HISTORIA

La egresada del GEAO Candela Rivero Gutiérrez presenta su investigación sobre el “Peligro Amarillo”. Representaciones, discursos e historia

Precisamente este es el título del TFG realizado por Candela Rivero, por el que obtuvo la máxima calificación otorgada por la comisión encargada de su evaluación el pasado mes de junio y propuesta a Matrícula de Honor. Dicho TFG fue supervisado por nuestra compañera Carolina García Sanz. Su labor docente durante los cursos académicos 2020-2021 y 2021-2022 en el Grado de Estudios de Asia Oriental (US) ha tratado de conectar herramientas teóricas y metodológicas, aplicadas en el marco de las investigaciones de EtniXX, con experiencias de enseñanza-aprendizaje de la Historia Contemporánea de Asia Oriental.

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The Pigtail has got to go 

Darlymple.L, portada de Puck, v.44 

(19 de octubre de 1898) Library of Congress

Candela Rivero comparte con el breve artículo de su autoría, y que se reproduce a continuación, algunos de los aspectos de su investigación conectada con la reflexión sobre la perdurabilidad de los estereotipos y el modo en el que atraviesan las relaciones interculturales. 

“El Peligro Amarillo es una representación que se proyecta sobre Asia oriental y a sus diásporas como amenazas para la hegemonía de Occidente a nivel político, económico y cultural. Surgido a comienzos del siglo XIX y vigente como principal imagen occidental sobre el extremo oriente hasta mediados del siglo XX, ha sido reelaborado en las últimas décadas.  

En primer lugar, Orientalismo es una obra clave para el marco conceptual del análisis. Publicada por Edward Said en 1978, el término -que le da el título- es usado por el autor para argumentar cómo se han forjado las dinámicas que han regido las relaciones históricas de Occidente con Oriente. Said señaló que Oriente es la imagen más recurrente y fuerte que ha tenido Occidente de la otredad. Nuestra visión de “lo oriental” en gran parte de los casos supone una simplificación, esencialización o idealización del “otro” bajo un fondo colonial. 

En segundo lugar, la idea de raza fue hija del siglo XIX europeo. Supone la clasificación de los seres humanos bajo grupos, cada uno con su respectivo espacio geográfico y atributos mentales y físicos asociados, entre los cuales destaca como marcador principal el color de piel. La raza es una jerarquizaron de lo humano bajo la cual la población caucásica se proyectó como superior al resto buscando una argumentación (pseudo) científica, legitimando la expansión colonial en Asia y África. Es un constructo que entiende a la población caucásica como encarnación de los principales valores europeos decimonónicos: la apuesta por la industrialización, el cristianismo y la expansión colonial, unidos bajo la idea de civilización en contraposición a otras razas, vistas como menos o no-civilizadas. Dentro de estos esquemas, el encuentro con la otredad puede verse como una amenaza para el orden establecido de las cosas, amenaza a reprimir destacando las fronteras entre el yo y el otro, socializando el miedo frente a este.

El Peligro Amarillo es un estereotipo que, basado en estas nociones, marcó la visión occidental de “lo chino” durante los siglos XIX y XX. Perfiló una imagen concreta de China como espacio colonial, pero también del carácter de sus diásporas en Occidente, e impactó en formas de representación de lo chino durante décadas, especialmente en productos de ficción orientados al consumo de masas. Pero lo cierto es que este constructo vino a sustituir la imagen más extendida sobre China en Europa antes de la expansión colonial, invirtiendo la representación de la relación de poderes tradicional entre el imperio chino y los estados occidentales.

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Fu Manchú, Boris Karloff en

 La Máscara de Fu Manchú (1932), de Brabin, C. (Director). MGM.

Durante los siglos XVII y XVIII predominaba en Europa una visión positiva sobre el Imperio Chino. Tomando como ejemplo a la corte francesa en el Siglo de las Luces, un referente político para la época, vemos cómo el arte, política, historia y pensamiento chinos eran considerados superiores a lo propio. Pero, tras la Revolución Francesa, se dieron cambios políticos, económicos y culturales en Europa que hicieron que esta transformara cómo se veía a sí misma y con ello la imagen del “otro” chino. China encarnaría los “vicios” del Antiguo Régimen, pasando de actuar como reflejo de las aspiraciones europeas, un gran y sofisticado imperio milenario, a encarnar un pasado que había que dejar atrás.

Europa perfiló a los chinos como una raza inferior. Sin embargo, las poblaciones de Asia oriental ocuparon para los europeos el segundo lugar dentro de la “pirámide racial” del “blanco” al “negro” construida por una ciencia racista. De ahí la adjetivación sobre el Peligro Amarillo: si China había sido poderosa en un pasado podía volver a serlo en un futuro. 

A lo largo del siglo XIX y hasta la primera mitad del XX, China atravesó largas crisis de carácter político, económico y social que la debilitaron y la volvieron objeto de ambición de los imperios europeos en expansión. Tras la Primera Guerra del Opio (1839-1842) el Imperio Chino firmó con estas potencias una serie de Tratados Desiguales que fragmentaron el país. Este proceso consolidó la visión de las personas orientales como bárbaras a la vez que potencialmente peligrosas. La acción colonial adquiría una justificación defensiva. Cabe destacar, en este sentido el caso alemán, potencia rezagada respecto a Gran Bretaña y Francia en la carrera colonial. El término de Peligro Amarillo ha llegado a ser incluso atribuido al emperador Guillermo II. En 1895 la prensa alemana explotó propagandísticamente la idea de una posible invasión por parte del “bárbaro Imperio”. Esta noción se vio reforzada con el Levantamiento Boxer (1899-1901), que comenzó afectando de forma muy directa a los intereses alemanes en el norte de China. En paralelo, la ascensión de Japón como gran potencia económica y militar en la región, derrotando primero a China y después a otro imperio “oriental” como Rusia, vendría a confirmar la idea de Peligro Amarillo en el imaginario colectivo. 

Pero el grado de esta supuesta amenaza amarilla no solo dependía del resultado de los conflictos en Asia. El término se volvió popular en América para referirse a la inmigración china desde los años 40 del siglo XIX. Como resultado de la profunda crisis interior, muchos chinos decidieron emigrar a Cuba, Perú, Estados Unidos y Canadá. En estos países los migrantes chinos se empleaban como Coolies, realizando trabajos duros físicamente, con jornadas largas y cobrando poco. Esta inmigración generó situaciones de interacción en las que, por un lado, la cultura china era vista como inasimilable, decadente y exótica, representando una amenaza para la forma de vida local. Por otro lado, los migrantes chinos eran vistos como una amenaza económica bajo dos vertientes: por su carácter disciplinado y hábil para enriquecerse y por su competencia a la mano de obra local, por ser mucho más barata. Además, los cuerpos y espacios chinos se vieron como conductores de enfermedades y por ello peligrosos. 

En las décadas finales del siglo XIX, el avance en la comunicación de masas contribuyó a la difusión de estos prejuicios contra las poblaciones asiáticas en general en Estados Unidos y Canadá, que exportaron esta imagen a Europa. En 1882 se promulgó en Estados Unidos la Chinese Exclusion Act. Esta ley restringió la inmigración china en el país y sirvió como modelo para otras leyes similares que se fueron promulgando en Canadá, México, Perú o Brasil entre otros países, vigentes hasta la Segunda Guerra Mundial.

Por su relevancia para la difusión y éxito social de la noción de amenaza, mi investigación se centró en el análisis de distintos tipos de imágenes reproducidas en la ficción occidental desde finales del siglo XIX. Hay recursos estéticos identificables en artículos de periódico, novelas, ficción gráfica o testimonios visuales que son clave en la construcción del imaginario occidental sobre lo chino, algunos de ellos llamativamente vigentes hoy en día. Muchos de estos elementos tienen detrás la retórica del Peligro Amarillo, con la presencia en la ficción de personajes y espacios chinos que encarnan una realidad escurridiza y amenazante. Destacan los retratos de los Chinatown y sus villanos. Chinatown por un lado actuaba, o actúa incluso en la ficción actual, como muestra en miniatura en grandes espacios urbanos occidentales de la imagen de China: un lugar hostil para occidente, oscuro y repleto de bandas o mafias, bajo un líder. Se representan como lugares de droga y prostitución. Por otro lado, villanos como Fu Manchú son la concentración de todos los estereotipos dentro del Peligro Amarillo. Estos personajes inteligentes, pero de carácter sádico y con un gran odio hacia la raza blanca, representados con vestimenta tradicional, cabello largo muchas veces canoso y uñas larguísimas encarnarían la naturaleza de las personas orientales: decadencia y maldad retorcida. Sus cuerpos son también un arma.

Son numerosos los ejemplos de este tipo que he estudiado en mi trabajo, más allá de este caso tan conocido, sobre la representación de lo chino en distintos productos culturales. 

Podríamos preguntarnos por la vigencia del Peligro Amarillo en nuestra concepción actual de China. Ciertamente, el Peligro Amarillo es una imagen proyectada también a lo largo de la historia sobre países como Japón, Vietnam o Corea del Norte pero, en el caso chino, hay elementos que apuntalan férreamente su persistencia:

  1. La representación en la ficción. A pesar de que, después de la Segunda Guerra Mundial, la idea de raza a nivel científico y social fuese desmontada, la imagen de lo chino como peligroso u hostil fue hegemónica en la ficción occidental a lo largo de todo el siglo XX. De esta manera, a pesar del desuso del propio término de Peligro Amarillo sus connotaciones se mantuvieron en el imaginario popular a través de la figura del villano. 
  2. El uso de la etiqueta de oriental como sinónimo de todo lo malo desde el punto de vista político. Véase el impacto en Occidente la instauración del comunismo en China en 1949. Esto, al igual que había pasado con Japón durante la Guerra del Pacifico o con la Guerra de Vietnam posteriormente, permitió una reinterpretación de la polarización decimonónica de oriente-malo vs occidente-bueno a través de las nociones de democracia y tiranía. El totalitarismo no es una experiencia exclusivamente oriental.
  3. La alarma por el crecimiento económico chino con el cambio de milenio y el retorno al sinocentrismo de la política del régimen.
  4. La crisis de la COVID-19. A comienzos de la pandemia tuvieron lugar varios ataques xenófobos. No era la primera vez que sucedía algo así con esta comunidad. Esto recuerda a ataques xenófobos contra chinos en América en el siglo XIX.

En definitiva, el Peligro Amarillo puede resumirse como el discurso político y cultural hegemónico sobre Asia oriental en los siglos XIX y XX. Esta imagen, como ejercicio de poderes coloniales y muestra de movimientos anti-inmigración de la época, presentes en la cultura popular, no es simplemente un sinónimo de xenofobia u orientalismo al tener sus propias particularidades e historia. Y dentro de su retórica, cabe destacar cómo se señala constantemente la oposición entre las identidades de oriente y occidente. El peligro oriental “siempre puede ir a más”, para curiosamente retornar al origen de la representación sobre su relación con occidente: la “superioridad”.

Rivero Gutiérrez, C. (2022). El Peligro Amarillo. Representaciones, Discursos e Historia. Trabajo Fin de Grado. s.n.

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